Los nombres propios de Marta Jiménez Serrano relata como la protagonista, Marta, con siete años se refugia en la figura de Belaundia Fu, su amiga invisible, en sus momentos de tristeza o confusión. Belaundia es la presencia constante que le da consuelo, compañía y le ofrece consejos cuando las cosas no van bien, incluso cuando nadie más puede entenderla, ni su abuela. A medida que Marta crece, Belaundia Fu sigue a su lado, a lo largo de la adolescencia, convirtiéndose en su voz sensata y crítica, como cuando le advierte sobre los chicos que no le convienen.
Al llegar a los veintidós años, Marta, ya licenciada y en plena transición hacia la madurez, se enfrenta a las decisiones que marcarán el curso de su vida. A pesar de su edad y su crecimiento, Belaundia Fu sigue estando presente, como una figura que narra su historia y la guía en el proceso de descubrimiento de sí misma. Sin embargo, a medida que Marta se pregunta quién es realmente Belaundia Fu, la pregunta más importante es quién es Marta.